Tuve el honor de conocer al general Líber Seregni allá por el 91, en su Montevideo natal, acompañando a otro grande, el maestro socialista Alfredo Bravo. Fui testigo privilegiado, entonces, de la enorme preocupación de ambos por articular un bloque progresista regional que frenara el saqueo neoliberal y que mantuviera en alto la defensa de los derechos humanos.
Ahora, cuando se cumple un siglo de su nacimiento, la figura de Seregni, el general del pueblo, se recorta con nitidez como la de uno de los dirigentes políticos más importantes de nuestra patria grande. Él fue la personalidad más reconocida entre quienes fundaron en 1971 el Frente Amplio, una fuerza que presidió desde entonces hasta 1996, y de la que fue la expresión más cabal.
Yeso fue así porque él eligió ubicarse, como buen estadista, por encima de las diversas y heterogéneas agrupaciones y organizaciones preexistentes a la fundación de la coalición. En el Frente coincidieron socialistas, comunistas, demócratas cristianos, diversos grupos de izquierda y también sectores escindidos de los tradicionales Partido Blanco y Partido Colorado, en el que Seregni había militado durante su juventud.
Tempranamente, en 1937, el ejército uruguayo le impuso un arresto por primera vez: oficial en actividad, había dicho presente en un acto en defensa de la Segunda República Española. Ese hecho marcó el inicio de su compromiso político con las causas populares, un compromiso que no abandonaría hasta el día de su muerte, el 31 de julio del 2004, cuando faltaban solo tres meses para que el Frente Amplio llegara por primera vez al gobierno nacional.
En toda su vida política, aun durante los casi diez años de encarcelamiento a que lo sometió la dictadura que siguió al golpe de estado de 1973 en su país, no solo dio sobradas muestras de dignidad personal, sino que además siempre priorizó los intereses de su pueblo por sobre todo cálculo mezquino o sectorial.
En un tiempo político como el que hoy atraviesan la región y el mundo, cuando variadas expresiones de la derecha arrasan con todos los derechos de la clase trabajadora, es bueno para los que militamos en la construcción de una alternativa frentista que derrote al neoliberalismo y nos permita recuperar el rumbo perdido, tener en el Frente Amplio uruguayo y en quien fuera su líder, Líber Seregni, ejemplos de construcción política plural, tolerante, y con una firme dirección nacional, popular y progresista.
* Unidad Socialista para la Victoria-FpV.
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